Lagom, el valor

de lo justo

 

Ni mucho, ni poco: una forma de estar en el mundo 

Hay una palabra sueca que no tiene traducción exacta, pero guarda una idea poderosa. Lagom significa “lo justo”. Ni demasiado, ni demasiado poco. Lo necesario, sin exceso. Pero no se trata solo de una medida: es una forma de estar en el mundo. Lagom te dice que estás bien siendo como sos, si lo hacés con respeto, con cuidado, sin pisar a nadie. Que no necesitás gritar para tener lugar. Que no hay que llenarlo todo de ruido para ser visto.

En Suecia, esta palabra se vive. Está presente en el modo en que se conversa, se trabaja, se decora una casa. No busca aplausos, pero deja huella. Como esos gestos cotidianos que no se muestran, pero hacen la diferencia. Escuchar sin interrumpir. Acomodar algo sin que te lo pidan. No imponer, no exagerar. Cuidar sin ostentar. Y aunque esta palabra venga de otra cultura, no es ajena a lo que muchas personas sienten que vale la pena hoy. En un mundo que empuja al exceso, al mérito que se grita, a la competencia constante, hay algo profundamente humano en detenerse a pensar cómo tratamos a quienes nos rodean. No por lo que tienen. No por lo que pueden dar. Sino por lo que son.